La ocasión más antigua en que flores fueron utilizadas en entierros

10.07.2013

La datación por radiocarbono realizada en el Instituto Weizmann determina la antigüedad de las tumbas de flores. Un nuevo acelerador ayudará a resolver antiguos misterios arqueológicos

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¿Cuándo empezó la gente a utilizar flores para expresar sus sentimientos? Resulta que en la prehistoria, los residentes del monte Carmel, en lo que hoy es el norte de Israel, enterraban a sus muertos literalmente en camas de aromáticas flores silvestres, como la salvia judaica, así como floridas plantas de la familia de la menta y de la escrofularia. Suponiendo que las flores tenían las mismas asociaciones positivas que hoy en día tienen, estos antiguos seres humanos deben haber intentando de asegurarse que el difunto tuviera un pasaje agradable desde el mundo de los vivos.

Este descubrimiento representa el uso más antiguo de flores como tumbas. De acuerdo con la datación por radiocarbono realizada por la Dra. Elisabetta Boaretto en el Instituto Weizmann de Ciencia, las tumbas tienen entre 11,700 a 13,700 años de antigüedad. Este proyecto de investigación fue realizado por Boaretto en conjunto con un equipo internacional, dirigido por el arqueólogo, el Prof. Dani Nadel de la Universidad de Haifa, quien realizó excavaciones en la cueva Raqefet, desde la cual se puede avistar el mar Mediterráneo. Esta fue habitada por los Natufienses, cazadores-recolectores prehistóricos típicos del Cercano Oriente. Los resultados fueron publicados recientemente en Proceedings of the National Academy of Sciences de los Estados Unidos.
 
(left) Field photograph of two skeletons (adult on left, adolescent on right) during excavation. Photo: E. Gerstein, Haifa University (right) Reconstruction of the double burial at the time of inhumation. The bright veneer inside the grave on the right is partially covered by green plants
 

Boaretto y su grupo del Instituto Weizmann están actualmente explorando otras fascinantes preguntas del pasado lejano, entre ellas: ¿Cuándo exactamente los humanos modernos salieron de África y reemplazaron a los neandertales en el Cercano Oriente y Europa? ¿Es posible utilizar los pequeños restos minerales de plantas para datar sitios antiguos? ¿El colapso de los imperios de la Edad del Bronce ocurrió antes de lo que se pensaba?

Estas cuestiones están siendo estudiadas con la ayuda de un equipo avanzado, el primero en su tipo en todo el Medio Oriente, instalado recientemente en el edificio que albergaba anteriormente el acelerador de partículas. La tecnología recientemente instalada, el espectrómetro acelerador de masas Dangoor o D-REAMS por sus siglas en ingles, es utilizada para determinar la edad de muestras arqueológicas mediante la medición de la concentración de carbono radiactivo, o 14C. El método se basa en la determinación de la relación entre el 14C y los átomos estables de carbono, 12C y 13C: ya que el 14C decae con el tiempo, mientras que la cantidad de carbono estable permanece constante, entre menos átomos radiactivos con relación a los estables tenga la muestra, ésta última es más antigua.

En el pasado, la datación por radiocarbono requería cantidades relativamente grandes de material, por lo menos varios gramos, ya que consistía en mediciones indirectas del 14C, basadas en la observación de su decaimiento. En contraste, un espectrómetro acelerador de masas como el D-REAMS, que acelera átomos a altas energías antes de realizar el análisis, cuenta directamente los átomos de radiocarbono. Su precisión es notable, teniendo en cuenta que por cada 14C radiactivo existen en cualquier lugar entre un billón a mil billones de átomos de carbono estables.

Como resultado, la datación puede ser realizada en una muestra tan pequeña como unos pocos miligramos. “Por ejemplo, una muestra de 5 gramos, el equivalente a un paquete de azúcar pequeño, podría producir alrededor de 5.000 mediciones", dice Boaretto, quien dirige el laboratorio del D-REAMS. “Incluso es posible datar una sola semilla”.

El D-REAMS puede arrojar nueva luz sobre el pasado lejano gracias a su alta precisión de datación. Puede, por ejemplo, ayudar a determinar cuando nuestros antepasados, los primeros homo sapiens, emigraron fuera de África. Una de sus primeras paradas en el Cercano Oriente fue el sitio de Boker Tachtit, situado en un barranco abrasado por el sol en el sur del desierto del Neguev en Israel. Previas datación por radiocarbono realizadas en materiales extraídos de Boker Tachtit en la década de los 70 sugieren que el sitio fue ocupado hace unos 47.000 años. Sin embargo, el método de datación utilizado en ese momento es impreciso, por lo que la cuestión sigue abierta: ¿Cuándo exactamente fue habitado Boker Tachtit?
 

La reconstrucción de formas antiguas de vida

Para responder a esta pregunta, Boaretto y el arqueólogo Dr. Omry Barzilai de la Autoridad de Antigüedades de Israel han obtenido una licencia para volver a excavar Boker Tachtit, un proyecto que comenzará en octubre de 2013. A través de un laboratorio in situ, un equipo internacional de científicos, incluyendo colegas de la Sociedad Max Planck en Leipzig, recogerá restos de carbón vegetal de las hogueras realizadas por los primeros pobladores, así como los sedimentos, fragmentos de hueso y otros materiales que les ayuden a reconstruir el estilo de vida de los seres humanos antiguos, además de determinar con precisión el tiempo de ocupación. Estas muestras serán analizadas en el Weizmann en el laboratorio del D-REAMS.

El análisis puede permitir a los investigadores, por ejemplo, aclarar las relaciones de los primeros homo sapiens con los neandertales, que se cree que también habitaron la zona. Para saber si los homo sapiens interactuaron con sus parientes cercanos, es importante establecer si en realidad habitaron las mismas regiones en la misma época. El estudio también puede ayudar a los investigadores a evaluar el ritmo de los cambios tecnológicos y de estilo de vida de los primeros humanos.

La capacidad de analizar cantidades mínimas de material es particularmente importante en el caso de sitios prehistóricos tales como Boker Tachtit, donde la mayor parte del análisis es realizado a nivel microscópico. Con la ayuda del D-REAMS, es posible construir una nueva metodología de datación y adaptar el muestreo del material en el terreno a la cuestión cronológica estudiada.

El pequeño tamaño de muestra requerido, podría posibilitar el desarrollo de un enfoque totalmente nuevo para la datación de yacimientos arqueológicos – esta posibilidad está actualmente siendo investigada en el laboratorio del D-REAMS. Como muestras se utilizarían pequeñas cantidades de material orgánico atrapadas dentro de los fitolitos, pequeñas partículas de sílice producidas por muchas plantas. Mientras que la materia orgánica de las plantas se desintegra rápidamente, los durables fitolitos inorgánicos permanecen intactos durante milenios, y son abundantes en casi todos los sitios arqueológicos. Incluso con la nueva tecnología, utilizar los fitolitos para la datación por radiocarbono es un enorme desafío, ya que su contenido de materia orgánica es alrededor de una décima parte del uno por ciento.
 

Descubrimiento sorprendente

La alta precisión del D-REAMS podría ser crucial en otro proyecto, relacionado a la cronología de un período relativamente cercano: la Edad del Bronce, que se considera que en el Cercano Oriente terminó hace unos 4.300 años. Este es el período durante el cual la escritura fue desarrollada en Mesopotamia y las primeras ciudades-estado fueron creadas en la región. El final de la Edad del Bronce se define por el abandono de estas ciudades.

Los arqueólogos han propuesto que las ciudades-estado fueron abandonadas debido a la extrema sequía que se sabe ocurrió en la región en ese momento. Sin embargo, en un estudio reciente, Boaretto y su estudiante Johanna Regev hicieron un descubrimiento sorprendente: Por lo menos en el antiguo Israel, las ciudades fueron abandonadas - y, en consecuencia, el Bronce Antiguo terminó - 200 años antes de lo que anteriormente se creía. Esto significa que la teoría que relaciona el abandono con las condiciones climáticas extremas no es válida, por lo que una nueva explicación es necesaria.

La revisión también podría tener implicaciones de largo alcance para el estudio de la Edad del Bronce en los imperios vecinos de Egipto y Mesopotamia, que estaban vinculados con el antiguo Israel a través del comercio y otros vínculos. Con la ayuda del D-REAMS y muestras de distintos sitios, los científicos planean explorar la cronología de la Edad del Bronce temprana.
 

Los proyectos de investigación de la Dra. Elisabetta Boaretto son apoyados por la fundación Exilarch.
 

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